Tu post me ha transportado a mi infancia, yo también veía el Gran Prix, y también era ese momento esperado. Ahora lo recuerdo con añoranza y cariño, aunque el formato del programa sería algo impensable hoy, jaja.
A mí también me pasó lo de la tele, en cuanto llegó una mejor y más grande a casa, la pequeña me la delegaron a mi jaja, le di buen uso durante muchos años, y creo que todavía ronda escondida por algún rincón a modo de reliquia. Actualmente, no consumo televisión como tal, no me llama la atención nada del contenido que producen las cadenas. Lo que sí veo son películas, alguna serie y documentales en plataformas como Amazon Prime, HBO o Crunchyroll, esta última para anime, o contenido cultural, académico y variado en plataformas como YouTube.
Quizá en este sentido la televisión, o las plataformas de entretenimiento, han dejado de ser algo que reunía a personas en algo más individual, no en todos los casos, pero quizá en una gran mayoría sí. Como comentas, Japón es un mundo muy individualista y consumista, todo se construye en base crear a seres individuales y deshumanizados, a los que no les haga falta nada más que su televisor, teléfono móvil u ordenador en el caso de los más jóvenes, o cualquier otra cosa que su sueldo les permita. Aunque en un principio, visto desde occidente, puedan parecer una gran colmena unida, visto desde cerca y observando bien, te das cuenta de que nada es más lejos de la realidad. Muchas personas viven solas, se aíslan en sus mundos y viven en constante soledad, sin apenas contacto con el mundo que les rodea. Luego no es de extrañar que se sorprendan tanto por un gesto de cariño o empatía y que no sepan reaccionar a ellos.
En conclusión, me ha gustado tu objeto y temática elegidos, ¡Felicidades! ¡Omedetou!
Tu análisis me ha resultado muy interesante, ya que, has puesto de manifiesto la profunda conexión entre la televisión y la cultura. Como has destacado, la televisión ha sido un medio altamente influyente en la cultura, transmitiendo no solo información, sino también valores y significados culturales a nivel local y global.
En mi investigación, encontré el artículo «La post-televisión: de la televisión antropológica a la sociedad digital» de Riera (2003), el cual ha resultado valioso para mi aportación.
Riera hace un análisis del modelo antropológico de la televisión pública en Europa, que está centrado en el servicio público y orientado a la promoción de las estructuras de poder, las costumbres, las tradiciones, la lengua y la identidad, estableciendo una relación colectivizadora con los espectadores. Este modelo abarca diversos ámbitos como la educación, la información y el entretenimiento, con un papel importante en la promoción del pluralismo, especialmente en los ámbitos informativo y político, para asegurar una competencia justa.
El autor destaca la emergente post-televisión, surgida de la digitalización, que propone una nueva manera de crear, producir, transmitir y consumir información y contenidos televisivos. Esta nueva forma plantea la desaparición del modelo actual, donde la televisión pública y privada tendrá que ser más interactiva y menos jerárquica, con una distribución de poder más equitativa en las redes de comunicación.
En este sentido, se revaluarán las funciones que la televisión tiene en la sociedad, en tanto se coloca a los ciudadanos en el centro, dejando de construir la realidad para permitir que sean ellos, con sus necesidades y demandas, quienes propongan las bases del contenido televisivo.
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Este es un espacio de trabajo personal de un/a estudiante de la Universitat Oberta de Catalunya. Cualquier contenido publicado en este espacio es responsabilidad de su autor/a.
¡Hola de nuevo Ainoa!
Tu post me ha transportado a mi infancia, yo también veía el Gran Prix, y también era ese momento esperado. Ahora lo recuerdo con añoranza y cariño, aunque el formato del programa sería algo impensable hoy, jaja.
A mí también me pasó lo de la tele, en cuanto llegó una mejor y más grande a casa, la pequeña me la delegaron a mi jaja, le di buen uso durante muchos años, y creo que todavía ronda escondida por algún rincón a modo de reliquia. Actualmente, no consumo televisión como tal, no me llama la atención nada del contenido que producen las cadenas. Lo que sí veo son películas, alguna serie y documentales en plataformas como Amazon Prime, HBO o Crunchyroll, esta última para anime, o contenido cultural, académico y variado en plataformas como YouTube.
Quizá en este sentido la televisión, o las plataformas de entretenimiento, han dejado de ser algo que reunía a personas en algo más individual, no en todos los casos, pero quizá en una gran mayoría sí. Como comentas, Japón es un mundo muy individualista y consumista, todo se construye en base crear a seres individuales y deshumanizados, a los que no les haga falta nada más que su televisor, teléfono móvil u ordenador en el caso de los más jóvenes, o cualquier otra cosa que su sueldo les permita. Aunque en un principio, visto desde occidente, puedan parecer una gran colmena unida, visto desde cerca y observando bien, te das cuenta de que nada es más lejos de la realidad. Muchas personas viven solas, se aíslan en sus mundos y viven en constante soledad, sin apenas contacto con el mundo que les rodea. Luego no es de extrañar que se sorprendan tanto por un gesto de cariño o empatía y que no sepan reaccionar a ellos.
En conclusión, me ha gustado tu objeto y temática elegidos, ¡Felicidades! ¡Omedetou!
¡Mata ne!
L!N
Hola Ainoa,
Tu análisis me ha resultado muy interesante, ya que, has puesto de manifiesto la profunda conexión entre la televisión y la cultura. Como has destacado, la televisión ha sido un medio altamente influyente en la cultura, transmitiendo no solo información, sino también valores y significados culturales a nivel local y global.
En mi investigación, encontré el artículo «La post-televisión: de la televisión antropológica a la sociedad digital» de Riera (2003), el cual ha resultado valioso para mi aportación.
Riera hace un análisis del modelo antropológico de la televisión pública en Europa, que está centrado en el servicio público y orientado a la promoción de las estructuras de poder, las costumbres, las tradiciones, la lengua y la identidad, estableciendo una relación colectivizadora con los espectadores. Este modelo abarca diversos ámbitos como la educación, la información y el entretenimiento, con un papel importante en la promoción del pluralismo, especialmente en los ámbitos informativo y político, para asegurar una competencia justa.
El autor destaca la emergente post-televisión, surgida de la digitalización, que propone una nueva manera de crear, producir, transmitir y consumir información y contenidos televisivos. Esta nueva forma plantea la desaparición del modelo actual, donde la televisión pública y privada tendrá que ser más interactiva y menos jerárquica, con una distribución de poder más equitativa en las redes de comunicación.
En este sentido, se revaluarán las funciones que la televisión tiene en la sociedad, en tanto se coloca a los ciudadanos en el centro, dejando de construir la realidad para permitir que sean ellos, con sus necesidades y demandas, quienes propongan las bases del contenido televisivo.
Riera, F. (2003). La posttelevisió: De la televisió antropològica a la societat digital. Quaderns del CAC, 15, 87-89. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3913018